martes, 9 de julio de 2013

Como si te hubieras roto...






Nada sale como está previsto, y al final casi siempre las cosas acaban rompiéndose en mil pedazos. Pedazos que ya no podrás recomponer. Pedazos que se perderán en el camino de la vida.

Y posiblemente mañana te levantes y sientas que estas roto por dentro, esparcido en esos pedacitos que son casi imposibles de pegar.
Así me siento yo. Rota.
En mil pedazos esparcidos por esta habitación, entre estas cuatro paredes.

La gente a veces dice adiós… y casi siempre a su manera. La gente a veces no dice lo que realmente debería o quiere decir, y al final nos acaba por lastimar aun más con sus mentiras, sus medias verdades, o las omisiones de la verdad.
La gente a veces dice adiós, pero cuando lo dice ¿siempre es verdad? ¿Queremos que así sea? ¿Podremos vivir con ello?

Me siento como cada noche en mi habitación. Ha sido un largo día. Tras volver a casa por la tarde no he parado de llorar desconsoladamente. Me he sentido tan mal, tan herida por las cosas que a veces nos pasa en la vida.
He envuelto las piernas con mis brazos, y mientras lloraba trataba de comprender, o de entender ¿Por qué a veces nos pasa las cosas que nos pasa?
Y solo se que me siento muy vacía por dentro. Que no hay nada que lo pueda llenar, y que ya he dejado de creer que pueda haberlo.

Después me recompuse. Igual que caigo me levanto. Cogí la bici en plena noche y me fui a respirar el aire de Madrid.
La noche lo envuelve todo, y también los problemas y las preocupaciones. He dejado que con cada pedaleo se disiparan mis preocupaciones y se fueran quedando atrás donde no me alcanzaran, donde no llegaran a tocarme, y por un instante, unas horas, pude volver a sonreír.

Son tantas cosas que he pasado en este medio año.
Ya estamos en julio, y hasta ahora la lista es larga de asuntos sin resolver, heridas que curar, un corazón roto que no puede ser salvado ya…
Y aquí sigo, como un día más, intentando salvar algo de mí que merezca la pena, algo que me haga sentir feliz, o que me guste verdaderamente.

Llevo un fin de semana largo por así decirlo, rodeada de gente que te mira, que te valora, que te hace sentir grande, pero que no se dan ni cuenta de que no eres nada de eso, que no ven nada mas que una mascara, una careta.
El dolor va siempre por dentro. No podemos pasarnos el día lamentándonos, ni autodestruyendo, pero si podemos intentar salvarnos. Aunque sea una pequeña parte de nosotros, pero ya es algo.

Me duele el corazón. Escuchando una canción, una y otra vez descubrí muchas frases que tenían un gran significado para mí. Y otra vez la música volvía a ser quien me curaba un poquito las heridas.

Mi autoestima ha tenido días mejores. Así lo veo yo. Hoy creo que se ha quedado metida bajo la cama en casa, porque no siento que este conmigo ahora mismo.
Es curioso como algo o alguien puede hacer que te sientas la persona más pequeña del mundo en tan solo un momento o con un simple gesto, y te asustas al pensar que tal vez no eras tan fuerte como pensabas, o que incluso te mereces sentirte así de pequeña, porque tal vez es lo que eres.

Siempre escribo cosas tristes que acaban con algo alegre, algo positivo porque se que me animo cuando lo vuelvo a leer y releer, pero hoy no encuentro esa inspiración, ni esas ganas de compartir algo bueno con el resto del mundo.
Hoy me siento perdida, asustada, confundida y rota.
Hoy me siento dolida, me siento enfadada, y por desgracia otra vez rota.

Las lágrimas vuelven a mí una y otra vez, creo que nunca se fueron. Que siempre estuvieron ahí. Pero por mucho que uno llore, al final se cansa de hacerlo y no queda otra que volver a sonreírle a la vida.

Me levante, cogí la bici. Salí a la calle, se me rompió un pedal en mitad de la nada, lo arregle, volví a casa como pude, me duche. Salí a la terraza a contemplar el mundo que hay ante mi, y después me senté frente al ordenador porque sentía la necesidad de escribir y así no volver a llorar.
Y después de todo, no me siento mejor, pero tampoco peor. Se que hoy me duele el corazón, y se que mañana me seguirá doliendo, pero también se que cada día dolerá un poquito menos. Y cada vez aun menos, hasta que un día me despierte y ya no sienta nada.

jueves, 4 de julio de 2013

Deseándote...



…Como hacer que cada palabra que digo sea cierta. Como hacer que cada sentimiento que tengo hacia ti, sea cierto. Como hacer que cada pensamiento que me transporta hasta donde tu estas, sea cierto. Como hacer que cada poro de mi piel que siente deseo, sea cierto.

Miro el cielo estrellado, la luna hoy brilla en la lejanía. Pienso que en algún lugar del mundo alguien la estará mirando ahora mismo igual que yo. Alguien tendrá sus ojos posados en ella y pensara que ojala los sueños se hicieran realidad.
Y ojala estuvieras ahora mismo tocando mi piel o besando mis labios.

Puedo tocar el cielo si te tengo cerca. Puedo enloquecer, puedo desearte una y otra vez, pero si te vas, si me alejas de ti, si me apartas, no podré tocarte nunca. No te puedo alcanzar. Enloqueceré porque no estas. Te deseare aun mas y mas, pero ya no estarás, y sentiré como el vacío se va apoderando de mi a cada instante que te piense o que te quiera sentir.

La ciudad esta dormida. Dormida como a veces he estado sobre tu regazo, o como he imaginado estar. Eres una ilusión. A veces lo creo y otras no.
Recuerdo cada palabra que me has dicho, pero no entiendo por que yo.
Y de repente siento la necesidad imperiosa de correr hacia donde estas. De tocarte, de ver que eres real y todo para mi.
Te deseo tanto que a veces duele.

Abre la mente y déjame entrar en ella. Déjame que sientas en cada rincón de tu ser lo que es amarme, lo que es desearme o tenerme.
Quiero que seas para mí. Quiero sentirme siempre así. Quiero sentir todo esto. No quiero despertar y descubrir que todo fue un simple sueño. No quiero que te alejes una vez más de mí. No me apartes. No me digas que ya no puede ser más.
No me dejes con las ganas de besarte. De rozar tu cuerpo, de acariciar tu piel. De mirarte de arriba abajo. De sentirte junto a mí.

Despierto. Ha sido todo un sueño. Sentí que estabas aquí. Miro el lado de mi cama, el lado en el que no estas, en el que nunca estuviste. ¿Fuiste una ilusión? Pero yo te sentí.
Y ahora se que te deseo aun mas. Que necesito que estés aquí. Que no quiero que me alejes más de ti…