sábado, 1 de febrero de 2014

Vivir un sueño y hacerlo real




Hace tiempo que no escribo en mi blog y no es por falta de ganas o inspiración, si no más bien por falta de tiempo.
Me he pasado muchos días sentada en una habitación de un hospital cuidando de mi abuelita y viendo el tiempo pasar ante mis ojos.
Esas noches tan largas en las que no duermes, pero tampoco vives. El tiempo se detiene un instante y cuando vuelve a moverse no te has dado ni cuenta de todos los días que han pasado ya.

Ha comenzado el año y ya es Febrero.
Enero para mí ha sido un sueño, una pesadilla, algo irreal que no he visto ni pasar ante mis ojos. El tiempo se detuvo un instante y luego comenzó a caminar otra vez por este mundo. Y perdí mis días y mis semanas.
Entonces despiertas y te das cuenta de que hay momentos en la vida que no vives como quieres vivir. Ya sea porque no te dejan o porque tu mismo lo haces que sea así.

Podría contar millones de cosas que me han pasado desde mi cumpleaños. Cosas que aun no he podido ni analizar.
Siento que he perdido una parte de mi importante. Que algo se perdió en el camino de los años cumplidos, o de un año terminado.
Llego enero, llego 2014 y siento que falta una parte de mí.

Me siento frente al ordenador. O en mi salón frente a mis grandes ventanales desde donde puedo observar las luces que cubren la ciudad de Madrid. A lo lejos a veces puedo ver fuegos artificiales que en algún lugar explotan celebrando el comienzo o el final de una fiesta. Y en verano me siento en la terraza a disfrutar a veces de la brisa que sopla.
Y busco mi inspiración en una ciudad que posiblemente nunca duerme, que permanece en constante movimiento y sin detenerse para que algunos que queramos bajarnos de este tren de la vida, podamos hacerlo.
Descansar a veces es bueno. Desconectar siempre va muy bien para el espíritu y el alma. Pero otras veces querrías tener a los tuyos cerca. A tus amigos, a tu familia.

A veces se que escribo cosas tristes sobre mis padres, o eso cree la gente. Pero en verdad a mi esas cosas no me hacen sentirme triste, si no mas bien fuerte. Me dan la fuerza que necesito para caminar. Saber que siguen ahí, que les recuerdo un día si y otro también me hace sentir cuanto les quiero. Y como nadie me garantiza si hay vida o no después de la muerte, yo por si acaso voy a creer que ellos siguen aquí, que me ven, que me cuidan y me protegen. Y quiero hacerles sentir cada día de mi vida, hasta mi último aliento, cuanto les quiero.
No me cansare de recordarlos, es imposible no hacerlo, porque cada día sucede algo que te recuerda a ellos, a su manera de hablar, de reír, a sus gustos, a sus sueños. A las manías que tenían, o simplemente a sus gestos.
Y sin darnos cuenta estamos rodeados de todo eso.
A veces miro mi facebook y veo mensajes que mi padre me dejo escrito en muchas fotos que hice a mi hermano actuando.
Hoy ha sido casual que me diera por mirar una foto que colgué de mi madre y en la que ponía que ella era mi inspiración. A lo que mi padre contesto que nosotros éramos la suya.
Cosas así tan bonitas, tan inesperadas son las que me hacen recordarlo con tanto cariño como el se merece. Y son cosas como esas las que me hacen sentirme orgullosa de los padres que he tenido aunque fuera por poco tiempo.

Si mañana me muriera y tuviera una familia a la que dejar atrás me encantaría que me quisieran tanto como yo quiero a mis padres. Que me recordaran día si y día también como yo les recuerdo. Seria tan bonito sentirse uno vivo después de muerto.

Tengo que decir que miro mis fotos y no son gran cosa, lo se. Algunas personas dicen que son muy buenas, otras dicen que no están mal y hay quien dice que no están muy allá. Pero un día las vio mi padre y le encantaron. Le parecían realmente buenas. Le gustaban tanto que incluso se las guardaba para el. Hasta llego a pensar que las ponía en facebook para que el las viera. Y eso me hizo especial ilusión.

Estos días atrás estuve con mi abuela en el hospital. Cuidando de ella. Y tuve un momento en el que pude enseñarle mi trabajo el cual hasta ahora no había visto nunca. Ni si quiera sabia realmente a que me dedicaba.
Cuando le puse un video con todas mis imágenes de conciertos, se emociono. Me dijo que eran muy bonitas, que no sabia que hiciera algo tan bueno como eso.
Jamás me había sentido tan orgullosa de lo que hago. Y se que muchos dirán que no es para tanto, que no son nada del otro mundo mis fotos, pero yo digo que para mi son mágicas. Cuentan historias. Transmiten sentimiento. Tienen alma.

Y si las cosas no tienen alma, si no lo hacemos con amor y con ilusión no salen igual.
Hoy iba a escribir sobre otras cosas que me habían pasado con amigos que ya no son amigos, con personas que vienen a nuestra vida y se van por la puerta de atrás, sin un adiós, sin una explicación, y que nos hacen sentir que jamás les importamos, pero al final he acabado hablando de algo que quiero mucho. Algo por lo que lucho y por lo que cada día aprendo cosas nuevas. Algo con lo que me siento feliz y me gusta. Algo que es mi hobbie y mi trabajo. Y quería compartirlo con el mundo de carol.

Posiblemente no llegue a ser alguien, posiblemente no salga de aquí estas imágenes, no lleguen lejos ni vayan a ninguna parte, pero forman parte de mi, de quien soy y de quien quiero ser.
Los sueños no deben quedarse solo en eso, deben de hacerse realidad y ser cumplidos para que la vida tenga algo de emoción y sintamos que estamos vivos.