martes, 21 de abril de 2015

Que nadie te diga como has de vivir




¿Como comenzar a escribir sin decir que “te echo de menos”?
Es duro, lo se. Pero mas duro es levantarme cada mañana y
saber que no estas a mi lado.
Aunque el sol brille en lo alto del cielo, y la gente pasee
sonriente por las calles, mi corazón esta roto, porque tu un día mas no estas aquí.
Y es difícil sentarse frente al teclado o a un papel y no
comenzar a escribir que te echo de menos cuando lo que quiero decir es eso
precisamente.

Hay tantos vacíos en mi interior que son muchas personas en
mi vida a las que tengo que decir que echo de menos.
Sus huecos nada lo llenan y estoy totalmente segura de que
nunca serán ocupados.
Por que una persona conquista parte de nuestro corazón o de
nuestra alma. Una persona puede darnos mucho, pero también quitárnoslo.
A veces escribo sobre eso precisamente. Lo que tengo y lo
que no. Lo que mis padres me dieron o lo que ellos me quitaron.

Últimamente la vida me ha sorprendido gratamente. Me han
pasado tantas cosas buenas en tan poco tiempo que aun ni me lo creo.
A veces miro la foto de mi madre y la digo en silencio “se
que has sido tu, que tu estas detrás de todo esto”, porque se que es mi ángel
de la guarda, mi protectora.
A veces creo que simplemente ha sido cosa de la  suerte. Esa divina suerte que siempre me
encuentra porque por una extraño razón le he caído bien y a veces se acuerda de
que existo y decide concederme un deseo una vez cada siete años.
Creo que este año era el séptimo desde hace tiempo y ha
venido a mi y me ha dicho “aquí tienes, vamos a darte un poquito de suerte en
eso que haces llamado fotografía”, y aquí estoy, llena de momentos únicos en mi
vida guardados en carpetas en mis discos duros, esperando a salir a la luz para
que todo el mundo pueda ver las cosas tan bonitas que a veces hago con mi cámara.

No me voy a quejar. La verdad es que desde hace unos pocos
años ya no lo hago. No me quejo de nada, porque si me quejara no me parecería
justo hacerlo sabiendo que hay gente que tiene menos que yo.
Pero si que puedo estar agradecida. No dejo de estarlo últimamente
y parece que eso me llena mucho mas que el quejarme.
Me hace sentir mejor. Más llena, más feliz, mas contenta. Y pienso
que es algo que debería de hacer más la gente. Menos quejarse y más agradecer.

A veces tenemos a nuestro alcance cosas que otros no tienen
y no sabemos verlo o valorarlo hasta que lo perdemos.
No entiendo ni nunca entenderé porque el ser humano hace eso.
Porque no agradece cuanto tiene aunque sea poco
y sin embargo siempre se esta quejando una y otra vez. Porque el ser humano no
sabe valorar lo que tiene. No sabe disfrutarlo, saborearlo y vivirlo como debería,
pero si pierde el tiempo de su vida (como si fuéramos inmortales y pudiéramos
permitirnos perder el tiempo así tontamente), en cosas que no valen la pena, en
quejas que no llegan nunca a ninguna parte.
Una vez leí que si invirtiéramos el tiempo de nuestra vida
en disfrutar y no en quejarnos, ganaríamos más en calidad de vida. Y es cierto.
Hace algún tiempo lo he puesto en práctica y me siento feliz y dichosa.
Ahora voy al trabajo (cual sea y donde sea) con una sonrisa
en la cara. Aunque me pase 15 horas de pie (y no exagero en lo de las horas),
lo paso feliz, lo paso contenta, porque si he de invertir ese tiempo de mi vida
en el trabajo cada día no querría invertirlo en estar enfadada o triste con la
vida.

También es cierto que si mi trabajo es de fotógrafa y es
algo que me gusta, es normal que lo haga contenta. Supongo que no pensaría
igual si me dedicara a otra cosa que no me llenara, pero aun así, intentaría
sacar de ello algo bueno, algo mejor. Porque la vida no espera a que queramos
vivirla.
No te levantas un día y dices ahora voy a vivir y es posible
que en unas horas te mueras y todo el tiempo que perdiste hasta el día de hoy
haya sido para nada.
Vive el momento cada día, pues nadie te asegura que habrá un
mañana. Y lo digo en serio, hazlo porque quedándote tirado en la cama no sirve
de nada.

Hace tiempo que no escribo sobre las cosas que me pasan. No ha
sido un mes fácil, tampoco un año alegre. Ni una vida cojonuda.
Todo sigue siendo cuesta arriba, y cada día sigue pesando más
y más. A veces tienes días buenos, pero otras veces no lo son tanto.
Las penas no se van solas ni nadie te las quita. Y pasearte
con una sonrisa de oreja a oreja por el mundo no es fácil.
A veces la gente ni se imagina al verte que tras esa cara se
esconda una persona que ha sufrido tanto en la vida.
Y me alegro de ello, porque si por algo sonrío es por
contagiar un poquito de alegría al mundo. Demasiadas caras largas veo cada día.
Y ver como mi sonrisa se les pega uno por uno es una bendición. Le hace a una
sentir mejor. Merece un poquito mas la pena levantarse cada mañana.

No puedo dejar de perseguir mis sueños, aunque aun no se
cuales son. Pero veo cada día a muchas personas que los persiguen sin cesar,
que no se rinden o que si lo hacen y pienso en cuanto ha de ser uno fuerte para
conseguir hacer sus sueños realidad.
A veces escucho a la gente que quiero cuanto cansados están
de tirar de una cuerda o de un carro que no se mueve, que no va a ninguna
parte. Les siento y les veo frustrados, y me da rabia, me da coraje, porque
tienen las puertas del cielo ante sus manos y no pueden llegar a tocarlas por
muchos ingratos.
Hoy di un consejo muy bueno, uno que me dio mi madre y es
que nunca debes de renunciar a tus sueños. Nunca dejes que nadie te diga lo que
debes o tienes que ser, pues puedes ser lo que tú quieras mientras eso te haga
feliz.
Así era ella y así quiero ser yo.
Los sueños son los que hacen a las personas fuertes,
valientes, con ganas de vida.
Si alguien viene con la intención de pisotear cuanto has
conseguido o con la intención de hacerte sentir menos, o que no vales, mándalo
a la mierda. Así sin más. Aunque suene feo, aunque suene mal, pero es la
verdad, tan fácil como mandar a la mierda a mas de uno.
¿Para que quieres en tu vida gente que no te aporta nada más
que mierda? Pues para nada, para mandarles bien lejos y que no vuelvan.

Bastante jodida es la vida ya, como para que el resto del
mundo nos la quieran complicar.
Yo ya no me detengo ante nada porque ya me he cansado de
sufrir y de llorar.
Siempre digo que hay que salir a comerse el mundo y aunque
vuelvas a casa habiéndote comido un donuts o una galleta habrá merecido la pena
si vuelves con una sonrisa de oreja a oreja. Porque la vida no espera a que tú
quieras ser feliz, hazlo ahora. Disfruta cada segundo, cada momento, cada
instante de tu vida y se feliz. No cuesta tanto. Solo has de quererlo.